por Administrador / viernes 29 de marzo del 2024
Autor: Javier Jiménez García de Alba, rector de Universidad Ítaca.
El Conflicto.
El conflicto es una situación en la cual dos o más personas con intereses distintos entran en oposición.
Escuchamos de nuestros padres, tíos y abuelos que evitáramos los conflictos entre hermanos y que, aunque perdiéramos, era preferible ¡vivir en paz! (Una paz aparente).
Nos dijeron una y otra vez que acatáramos las normas establecidas —sin discutirlasꟷ para que así evitáramos los conflictos y el meternos en problemas. (Una aceptación sin proactividad).
Escuchamos de los compañeros, que era mejor seguir la corriente, que enfrentarla y cambiarla y, con ello, evitar los conflictos. (Nos invitaban a ser receptivos-pasivos vs. proactivos).
Nos advirtieron que más nos valía llevar la fiesta en paz, no entrando en conflicto con nuestra querida suegra. (Porque suponían que la suegra no estaría dispuesta a modificar su forma de pensar).
Hemos vivido una vida —en el mejor de los casos— evitando conflictos y sin adiestramiento para manejarlos.
Por lo anterior, vemos que hemos vivido un historial de relaciones humanas en donde no hemos tenido la oportunidad de aprender a manejar constructivamente los conflictos y hemos llegado a la conclusión de que los conflictos son malos, que no aportan sino problemas.
Pero, si nos fijamos bien, experimentar un conflicto es sentir una necesidad de cambio.
Los filósofos que hablan de “tesis, antítesis y síntesis” afirman que es esencial al ser mismo entrar en conflicto para generar movimiento y desarrollo.
Los botánicos dicen que la semilla tiene que enterrarse y dejar de ser semilla para convertirse en planta…
Los médicos afirman que las personas tenemos que mantener una temperatura corporal de 36.5 grados promedio, aunque a nuestro alrededor estemos a 40 grados o a -40 grados. ¿Por qué no mejor hacer que nuestro cuerpo suba o baje de temperatura? ¿Por qué sostener el conflicto?
El libro de Job nos dice que “conflicto es la vida del hombre sobre la tierra”. Sólo los que no tengan vida no tendrán conflictos…
El conflicto es energía, es búsqueda de un cambio. Por eso todos los seres vivos experimentamos conflictos, ¡experimentamos energía! Continuamente queremos cambiar, sentirnos vivos.
Experimentar conflictos es positivo. ¡Significa que estamos vivos! Es parte esencial de nuestro desarrollo.
Un empleado que no entra en conflicto con nada ni con nadie; que no sugiere, que no crea, que no siente la necesidad del cambio, que no dialoga ideas más productivas, ni manifiesta sus puntos de vista, y simplemente ¡calla!, ¿qué puede aportar como persona humana, viva, a sus compañeros y a su empresa? ¡Nada!
¿Te gustaría hacer equipo con compañeros que nunca sabes lo que están pensando o sintiendo? ¿Compañeros que nunca te dan una idea ni te hacen críticas positivas de tu trabajo?
Si el jefe del departamento no entra en conflicto con su colaborador y lo enseña, lo corrige y lo reorienta, ¿el colaborador podrá progresar en sus resultados?
Los conflictos son energía, son cambio, son algo positivo, sí; pero nos asustan y preferimos ignorarlos o no enfrentarlos porque nos sentimos incapaces para manejarlos en forma constructiva.
Por tanto, el problema no son los conflictos, sino nuestra incapacidad para manejarlos; nuestra incapacidad para negociar.
Los conflictos ahí están y tarde o temprano nos vemos en la necesidad de enfrentarlos, y si lo hacemos mal y nos va mal, y nos sentimos mal, prometemos no volverlos a manejar, y nos hundimos cada vez más en la idea de que los conflictos hay que evitarlos..., en lugar de pensar en cómo habilitarnos en su manejo y aprovecharlos.
a) La autopercepción, es decir, el conocimiento y aceptación de nosotros mismos; de nuestros pensamientos, sentimientos, preferencias, etc., en lugar de enseñarnos a reprimirnos como personas y como individuos.
b) La comunicación asertiva, es decir, la manifestación a los demás de todo aquello que nos mueve desde dentro y que nos da sentido de vida, en lugar de enseñarnos a callar y hacer morir nuestras ilusiones.
c) La creatividad, es decir, la aportación de ideas antes no consideradas por otras personas, mejores y más productivas.
Si en la familia, en la escuela y en las empresas se pensara en habilitar a las personas en el manejo de los conflictos, ¡cuánta energía vital pudiéramos capitalizar para la optimización de los resultados!
Si juzgas que tú necesitas una habilitación en el manejo productivo de conflictos, búscala. En múltiples lugares se ofrecen cursos de negociación.
Lograrlo es tu decisión.
“Tú eliges tu destino, Universidad Ítaca te guía en el camino”