por Administrador / viernes 11 de octubre de 2024
Autor: Javier Jiménez García de Alba, rector de Universidad Ítaca.
Al asistir al Quinto Encuentro Nacional de Centros de Recreación y Cultura Ambiental escuché una conferencia con un tema que se me hizo muy interesante: Métodos de aprendizaje. Y no se circunscribía nada más al aprendizaje académico, sino a todo tipo de aprendizaje, a todo tipo de experiencia aprendida y recordada: personal, familiar, de estudios, laboral, social, etc.
En la conferencia se habló de la relación que existía entre el nivel de emotividad-gusto que experimentábamos en un aprendizaje y la fuerza de retención en la memoria de ese aprendizaje.
Grado de emotividad-gusto = grado de impacto-memoria-resultados.
Entendemos por emotividad-gusto: la capacidad de experimentar emociones o sentimientos positivos.
En la escuela ¿qué materias te aprendes más rápidamente? ¿Las que más te gustan o las que más te disgustan? En el trabajo ¿qué actividades las dominas sin problema? ¿Las que te gustan o la que te disgustan? Cuando te invitan a un evento que te interesa mucho asistir y te indican el día y la hora en que va a suceder ¿se te olvidan luego o los retienes y recuerdas fácilmente?
Y así podemos seguir formulándonos preguntas para concluir finalmente que entre más le interese a uno -entre más emotividad positiva haya- uno más fácilmente retiene y recuerda el dato de la experiencia.
Hasta aquí, parece que ya nos quedó clara la relación entre grado de emotividad-gusto vivido en una experiencia y grado de impacto-memoria-resultados.
Veamos ahora cómo podemos aprovechar este hecho tan provechoso en nuestros estudios, en nuestro trabajo y en nuestra situación actual.
Hay personas que eligen una carrera porque piensan que les dejará más dinero cuando ejerzan la profesión. Y hay personas que eligen una carrera porque es la que más les gusta, la que más les emociona.
Por lo visto anteriormente, ¿qué personas recordarán más rápido y fácilmente lo estudiado? ¿Quiénes obtendrán más y mejores resultados?
Hay papás que hacen que su hijo estudie la carrera que él cursó para dejarle el negocio ya establecido. Pero ¿si al hijo no le gusta? ¿Podrá después impulsar el negocio del padre?
Hay alumnos que buscan, a como dé lugar, tiempo para dedicarle a sus estudios lo más que puedan y se desvelan porque lo que estudian se les hace interesantísimo, ¡y les encanta! Y hay alumnos que no encuentran tiempo para estudiar porque se les hace aburrido y pesado. Y les cuesta trabajo retener lo estudiado. Por lo visto, los primeros estudiantes seguramente escogieron una carrera con un alto grado de emotividad positiva y el segundo todo lo contrario.
Ahora bien, si en una carrera que piensas tú que te gusta, resulta que más del 50% de las materias no te atraen, lo más probable es que la carrera en realidad no te gusta. Habrá que cambiarte de carrera. Por eso muchos alumnos cambian de carrera en los primeros semestres. (Se equivocaron en la elección)
¿Será importante elegir un trabajo que nos guste, que nos suscite altos grados de emotividad positiva? Con lo visto, creo que ya tienes la respuesta. ¡Claro! Un trabajo que nos guste hará que aprenda uno a realizarlo en el menor tiempo posible, y de la mejor manera y con creatividad. Un trabajo que no nos guste hará que nos cueste más trabajo el dominarlo y nos expondrá a errores y fallas, porque nuestro grado de concentración será siempre muy pobre y no creativo.
¿En qué trabajo progresarás más? En el que más te guste. En donde tu alto grado de emotividad positiva sea tu motor de resultados.
La carrera que cursas ¿es la que más te gusta?
Si ya trabajas, ¿el trabajo que elegiste es el que más te gusta?
Según sean tus respuestas seguramente será el nivel de retención-memoria-satisfacción-resultados.
Las vivencias significativas nos potencializan la retención y los resultados.
Lograrlo es tu decisión.
“Tú eliges tu destino, Universidad Ítaca te guía en el camino”