por Administrador / martes 16 de junio del 2020
¿Has tenido la sensación de que te cuesta mucho estudiar, que no puedes avanzar en tus materias y tareas? Incluso, ¿has tenido la sensación de que estás tardando mucho en aprender sobre cierto tema o que se te dificulta memorizar muchos aspectos de un mismo tema? Si es tu caso, no te preocupes, miles de estudiantes en todo el mundo han experimentado lo mismo que tú; no eres la única persona, y existe una única técnica para resolver todos estos problemas.
¿Te gustaría saber cómo puedes estudiar de una manera que memorices todo? O mejor aún, una técnica que te ayudará a memorizar y estudiar de forma más rápida a la habitual. En Universidad Ítaca te vamos a contar en qué consiste la técnica del físico teórico estadounidense conocido por sus trabajos en la rama de la mecánica cuántica, Richard Feynman, quien nos aporta una eficaz forma que te ayudará a estudiar en menor tiempo.
Richard Feynman comprendió que todos los alumnos son capaces de entender y memorizar cualquier concepto, por difícil que sea, si logran explicarlo de forma atractiva y sencilla. Cuando el tema está repleto de fórmulas difíciles, científicas, números, palabras complicadas, la gran parte de los alumnos no termina nunca de comprenderlo. En cambio, sí se explicaba de forma coloquial y sencilla los estudiantes comprendían mejor.
Una de las ventajas que tiene esta forma de estudio es que sirve, desde analizar problemas complejos, hasta comprender resúmenes de cierto tema que debas dominar. No importa si estás estudiando administración, ingeniería o ciencias de la educación. Si pones en práctica este método, te aseguramos que te servirá para comprender y memorizar cualquier tema que tengas que exponer o trabajar.
Cuatro son los sencillos pasos para aplicar esta técnica. Tu cerebro estará más activo y práctico conforme vayas escalando cada uno de los puntos que te mencionaremos a continuación, asimilando la información que tratas de trabajar. Si no entiendes algo lo suficiente, explícalo. La mejor forma de asimilar y entender un punto es explicárselo a otra persona. Obviamente no siempre tenemos a alguien para explicarle nuestros puntos de vista, por esto Feynman desarrolló esta técnica de estudios.
Comenzaremos seleccionando el tema o concepto que tenemos que estudiar y que posteriormente habrá que explicar o trabajar. No importa el tema, sea cual sea éste, nómbralo de manera que te quede claro desde el primer momento de qué hablarás; por ejemplo, el teorema de Pitágoras, la fotosíntesis, etc. De esta forma no te perderás o dejarás el tema volando por el aire. La idea es que lo tengas bien definido.
Después de estudiar el tema que te has propuesto como objeto de etudio, tienes que explicarlo y desarrollarlo en una hoja de papel utilizando un lenguaje sencillo. Escribe todo, desde esquemas hasta fechas importantes, cualquier cosa, desde imágenes hasta íconos que te permitan recordar la mayoría de la información posible sobre aquello que estás estudiando. Una vez que termines, explícalo en voz alta, como si estuvieras dando una clase a un salón repleto de alumnos. En este punto, si utilizas una voz alta, comprenderás cuáles temas tienes dominados y en cuáles estás fallando.
Cuando ya tienes identificadas las zonas en las que estás fallando, es momento de utilizar papel y pluma para completar la información de estas zonas del trabajo. Utiliza cualquier información que tengas a tu alcance, desde datos curiosos hasta imágenes. Utiliza todos los medios posibles, cualquier cosa que te ayude a ampliar estos conocimientos y mejorar tu comprensión del tema; puedes utilizar infografías, internet o lo que te convenga y tengas más dominado. El éxito de esta técnica radica en que ejecutes este punto de la forma más completa posible.
El cuarto, último y más importante de los puntos, es el que te hará darte cuenta de si aplicase o no adecuadamente esta fascinante técnica de estudio, y si la aplicaste de forma que ya puedes memorizar el tema. En este punto debes recoger toda la información que has escrito y trabajado previamente en los puntos anteriores y reescribirla. ¿Te suena pesado? No lo es, porque vas a escribirla de otra forma diferente. Aquí tienes que usar tu lenguaje cotidiano.
Una vez que tienes a la mano toda la información reescrita con tus propias palabras, explícala como si se la estuvieras explicando a un niño. Esto significa hacerlo de forma sencilla, sin usar un lenguaje que sea complicado. Puedes utilizar cualquier ejemplo que te sea útil y que creas puede comprender un niño pequeño.
Esta técnica es tan eficiente por un simple motivo: no dedicas todo tu tiempo y esfuerzo en pasar horas y horas intentando memorizar lo que estás estudiando, como comúnmente lo harías antes de conocer esta técnica, sino que tu esfuerzo lo estás direccionando a intentar comprender, explicar y asimilar de una forma real y efectiva aquello que estás estudiando, y tendrás una mayor facilidad para aplicarlo o desarrollarlo en un trabajo universitario o en un examen.
Atrévete a probarla y que de aquí en adelante forme parte de tu manera de estudiar para siempre.